Le pasé las coordenadas de la Noche de San Juan en Valencia a Cardo para que vaya y se divierta. Acabo de acumular 10000 matrimillas.
22 Junio 2017. 16:37 hs
Cierto revuelo se armó con el asunto de las matrimillas después de mi paso por #RadioQV y, debido a las incesantes consultas, decidí describir de manera sintética a qué me refiero cuando hablo de ese tema.
Según la Real Academia Española, matrimilla es una unidad de medida, convertible en millas aéreas (pueden ser terrestres también pero nadie las elije) que se van acumulando cuando el cónyuge (de ahora en adelante conocido como el GENERADOR) pernocta en una ciudad que no es la propia y por ende, lejos de su pareja (de ahora en adelante conocido como el ACUMULADOR) y de los hijos que hayan tenido en común, por meras cuestiones de juerga y pasarla bomba con los amigos/as.
¿Una mujer decide irse a festejar su cumpleaños número 40 con amigas a Miami y le deja el pool de los 3 hijos al marido? Matrimillas para él, que podrá usar, por ejemplo, para irse con los pibes a ver el mundial de Rusia (si clasificamos, claro)
¿Un hombre se va con sus amigos del club a pescar salmones a los ríos canadienses dejando a su mujer con los tres chicos resfriados? Matrimillas para ella, que puede usarlas para irse a un crucero por el Caribe con sus hermanas.
La cuestión más importante es que sean equitativas. Si el marido se va a un torneo de papi futbol por un fin de semana a Asunción, la mujer no puede reclamar un viaje a la Polinesia por 25 días. Y si ella se toma un fin de semana en Ascochinga con sus primas, el tipo no puede pretender irse dos semanas a Las Vegas.
Una vez explicado en qué consiste este programa de fidelización del viajero dentro de la pareja, pasemos a la letra chica, la que la mayoría de las veces genera problemas de convivencia serios en el matrimonio y más de una cara de culo por parte de uno de sus integrantes.
Viajes de trabajo: El viaje de trabajo no suma matrimillas. Es trabajo, ergo es obligación. Aunque sea el más divertido del mundo y tengas que ir a Londres una semana al año, yendo de evento en evento (incluido alguno en el palacio de Buckingham) y viviendo en hoteles 5 estrellas, es trabajo y no se discute más. Pero atención, cualquier alteración al programa laboral, suma. ¿Tenés un fin de semana libre en el medio de los eventos londinenses y aprovechas para hacerte una escapadita a Edimburgo que está acá nomás? Empieza a correr el contador de matrimillas. Cualquier traslado que implique una pasada por aeropuerto, estación de tren o de bondi, suma. Si uno se queda piola en la ciudad, recorriendo mercaditos y tomando birra en la barra de un pub, aunque para mí es un programón, no suma matrimillas.
Viajes a visitar familia: El viaje de uno de los integrantes de la pareja a visitar la casa paterna tampoco suma matrimillas. Aunque la familia viva en los Alpes Suizos. Es una obligación a cumplir y el que se queda en casa bien puede dar las gracias de que no lo arrastran a visitar a la familia política, que todos sabemos que es un trámite poco agradable en la mayoría de los casos. Sobre todo cuando además de suegros hay que aguantar a los cuñados en el almuerzo del domingo al mediodía. Encima, cuando uno viaja a visitar a sus padres acostumbra a llevar a los chicos para que vean a sus abuelos, lo que podría generar el curioso caso de las matrimillas inversas, en las que el que se queda en casa solo la pasa bomba, mientras el resto de la familia tiene que pasar parte del sábado visitando a la tía Martha y comiendo sus galletitas de canela que jamás le salieron bien. La mejor manera de evitar ese efecto indeseado es no levantar la perdiz, jugarla callado, no decir que la estas pasando bárbaro y bajo ninguna circunstancia, contestar el teléfono si suena el sábado a las 2:00 AM y estas de joda en un bar.
Duplicación automática de matrimillas: Hay situaciones que, por inesperadas, generan una desigualdad aún mayor que la prevista por el viaje unilateral y provocan, al que se quedó en casa, un desgaste extra. Esas situaciones, aunque nadie las haya calculado, son los imponderables de siempre y, lamento informarles, duplican matrimillas: ¿un hijo se agarra varicela?, ¿se rompe el lavarropas?, ¿una llamada del colegio porque el más grande se agarró a piñas con el gordito Estévez?, ¿un corte de luz que deja a la familia sin wifi por más de 25 minutos?, ¿un desperfecto en el ascensor que te obliga a subir con el de 3 años dormido a upa los 7 pisos? Todo eso duplica matrimillas porque la idea general del programa es recompensar al que se quedó sacando adelante la familia con tanto esfuerzo, mientras el otro estaba tomando mojitos en una playa del Pacífico o cerveza en Berlín.
Otra cosa que duplica matrimillas es el motivo general del viaje. No es lo mismo irse a jugar al golf en las canchas de Escocia o a ver unos partidos de Wimbledon con tu hermano y tu primo que irse con los pibes a Rio de Janeiro porque se casa el último del grupo y estamos todos alzados. Tampoco es lo mismo irse a hacer un tour de Grandes Museos de Europa, organizado por la Asociación Amigos del Bellas Artes que una semana a Montego Bay porque Lucía se acaba de divorciar y vamos a pasar una semana de solteras. Seamos serios. Y no vale mentir sobre el motivo del viaje porque después, Lucía sube fotos a Instagram y si estas en Montego Bay es difícil disfrazarlo de Museo del Prado.
Canje de matrimillas: las matrimillas no vencen, no se pueden comprar con ninguna tarjeta y, claramente, son intransferibles. No importa cuánto tiempo pase entre el viaje que las genera y el viaje que las gasta, siempre están ahí y pueden acumularse con otra tanda si el generador insiste en irse de vuelta de parranda mientras que el poseedor decide dónde gastarlas. Porque, convengamos, hay gente a la que le resulta más fácil tomarse el palo que a otra y no sería justo que tengas que esperar a que tu pareja viaje para poder volver a viajar vos.
Triplicación forzosa de matrimillas: Para que esta inusual situación suceda ya no corre el azar como en la duplicación, sino que entran en juego otras consideraciones más serias: hay una actitud, por parte del generador que puede provocar ira, bronca o indignación en el acumulador (o las tres cosas juntas) y que, para preservar la paz en la familia y evitar fricciones que pueden desencadenar un divorcio carísimo, está contemplado dentro del estatuto y no permite malas interpretaciones. Voy a intentar explicarlo con un ejemplo práctico. Y real. Marido de viaje en la Costa Brava, después de 15 días, tomando sangría y comiendo tapas en pleno verano español envía un audio a una servidora, que estaba en casa, en este invierno cruel y gris, con tres hijos a cuestas. Audio en el que, después de explicar motivos, aduciendo la imposibilidad de comprar, en los días que le quedaban, cierto aparato a uno de los chicos y la inconveniencia de llegar un martes para ponerse a laburar un miércoles, manda un: llamá a aerolíneas vos, porque acá en la playa no tengo buena señal, ahí te paso mi código de reserva, y cambiámelo para el viernes, así tengo el fin de semana para descansar, total lo saqué abierto así que no debería haber problemas… ese tipo de situación triplica matrimillas. Y tendría que ver si no hay un vacío legal que me permita cuadruplicarlas…
Soy partidaria del viaje en pareja. La paso bárbaro con Cardo cuando viajamos juntos porque tenemos los mismos gustos. Y si quiero ir a ver Paris desde Montmartre y él prefiere ir a caminar por Champs Elysees, nos separamos y nos volvemos a encontrar a las 3 horas en Chez André, un barcito divino que hay enfrente del hotel Roosevelt, donde sirven un café perfecto. Y de ahí, seguimos viaje. También me encanta el viaje con amigas y si bien nunca organicé un viaje sola, tuve alguno en el que, la mayor parte del día estaba en esa situación y también la pasé genial. Lo importante es viajar, después vemos con quién, cuándo y a dónde.
Yo por ahora estoy viendo como gasto las matrimillas que tengo acumuladas, que después del audio que Cardo me mandó desde la playa, creo que me alcanzan para ir y volver a Saturno. En primera. Con escala en Marte, así hago algo de shopping.